En la idioma de la disciplina antropológica
La isla panameña de Colón, situada en el archipiélago de Bocas del Toro, se encuentra sumergida en una serie de trastornos ambientales, procesos de desindustrialización y turismo masivo. El encogimiento y la fragmentación de su selva primaria, la gentrificación y privatización de sus playas, así como la transformación del agua y del aire en fuentes de contaminación, son síntomas visibles de los efectos del neoliberalismo sobre este frágil ecosistema insular de 61 km².
Símbolo de esta mutación antropogénica: el residuo. Metálico, orgánico, plástico, sintético—el desecho se entrelaza con la isla y sus habitantes hasta alcanzar un estado de hibridación. Esta cohabitación transforma las relaciones intercomunitarias e interespecíficas heredadas de la época colonial. Al movilizar afectos contemporáneos y dinámicas poscoloniales, este incómodo sobrante—que reproduce lógicas de gestión y estereotipos coloniales (Croteau, 2024)—cristaliza conflictos e inspira nuevas formas de relación (Haraway). ¿Quién o qué es “residuo”? ¿Cómo permiten las prácticas informales en torno al desecho observar las tácticas marronas que logran subvertir sus mecanismos de control?
Inspirada en los trabajos de Ana Tsing (2017), esta investigación etnográfica adopta un enfoque inductivo y multisensorial, centrado en los usos, gestos y relatos vinculados al desecho colonial (Liboiron, 2024), concebido como un trazador de lógicas hegemónicas—coloniales, extractivistas, normativas—pero también como un vector de cosmopolíticas alternativas (Stengers, 1997–2003). Se presta una atención particular a la dimensión poética, performativa y afectiva de los residuos, desde una perspectiva situada, nutrida por una experiencia bicontinental.
Este plataforma digital dedicada reúne entrevistas, cartografías, fotografías, observaciones de campo y talleres colectivos, con el fin de compartir y co-construir saberes heterogéneos más allá de los límites disciplinarios y sociales. Esta metodología busca articular la crítica poscolonial, el compromiso ecológico y una renovación de las herramientas de investigación en las ciencias sociales, valorando la pluralidad de regímenes de conocimiento y formas de narración.
Si bien algunas comunidades de la isla de Colón ya están desarrollando estrategias de adaptación (el 5 % construye barreras contra la subida del mar — Diéguez Pinto, 2020), estas prácticas continúan siendo marginadas. La investigación busca tanto visibilizar estas resiliencias como fomentar el encuentro y el diálogo entre actores diversos: habitantes, investigadores, autoridades públicas, y los propios residuos.
En definitiva, al interrogar las relaciones de poder persistentes, las jerarquías ambientales y las formas de conocimiento vernáculo, esta etnografía del desecho propone una lectura multifocal del Antropoceno, atenta a las subjetividades en tensión, a las ecologías situadas y a las formas de cohabitación interespecie que emergen a partir de aquello que, comúnmente, queda en los márgenes.